domingo, 30 de septiembre de 2012

Caminata al Alto de San Miguel

Salimos de la Vereda El Sesenta, al sur del municipio de Caldas e iniciamos el recorrido a eso de las siete de la mañana. Día espléndido para caminantes, pues el cielo nos proveyó un fresco amanecer sin frío ni neblinas tan propios de la región. Debo confesar que tuve mis reservas respecto de mi rendimiento físico, pues pasé una noche de poco dormir y ustedes y yo sabemos cuánto nos disminuye la falta de un buen sueño reparador y, claro, la cuesta me pasó su inevitable factura cuando me puso a caminar a paso muy lento. Nuestros compañeros de viaje: dos lugareños nativos del sector, vecinos nuestros, con quienes no sólo tenemos la confianza absoluta de su conocimiento del terreno, sino que, además, nos van contando historias de hace 50 o 60 años, cuando esas tierras estaban dedicadas a la ganadería y no a la explotación maderera de pino en sus dos especies preponderantes (ciprés y "pátula"), sin una sóla casa de habitación posible hoy, a diferencia de los años pasados. La fascinación del viaje la comparten los hermosos paisajes que se abren a medida que avanzamos hacia el cielo, la hermosa, aunque poca, vegetación nativa, el sonido del viento que agita las ramas de los árboles y también las historias sobre brujas, duendes y espantos que habitaron o habitan -quizás todavía- el bello sector, contadas con detalle por los guías .
En la imagen: Nuestros queridos amigos e incomparables guías Mario Yepes y Rodrigo Vélez, al lado de mi esposa.